viernes, 14 de agosto de 2009

¿CUÁL ES TU MANERA DE SOÑAR?

¿CUÁL ES TU MANERA DE SOÑAR?

Parodiando a Borges y expresando con él: ¨Somos el sueño de otro, quien también es un sueño¨ (Ruinas Circulares), no asegurando si está bien o mal citado, pero para el mensaje que quiero expresar, es eso, precisamente a lo que me quiero referir.

Es en la Escuela en donde convergen tantos sueños, de tantos soñadores reflejados en sus hijos, sueños rotos y frustrados en la mayoría de las veces, por carecer de ese fuego abrasador, que les da forma.

Es allí en donde se encuentran, no ya con otros sueños sino con otras realidades, molestas, picantes, impacientes, de personas que impiden y truncan esos anhelos, ya fugaces y perdidos, vueltos angustia.

¿Son esos los sueños, de aquellos que, como murallas en nuestros caminos, nos sentimos obligados a seguir, aceptar, permitir sin dar la lucha?

¿Y en una sociedad democrática, siendo la Escuela uno de sus lugares privilegiados, cómo no plantearla en nombre de la Razón?

Se observa la fuerza y persistencia del derrumbe: maestros vetados, encerrados en la incomprensión general de sus alumnos; humillados en el trato infame del desprecio, y por consiguiente, ya casi mutilados en su hacer pedagógico, en sus ilusiones, también rotas como de las de aquellos alumnos, quienes en un principio, llegaban radiantes de alegría, igual que el maestro, y hoy, se encuentran silenciosos y ambulantes, en busca de un refugio para allí escapar.

Ya no hay alegría.
La han robado; se la han llevado esos miserables sueños torcidos de personas amargadas, frustradas por el desencuentro de caminos obligantes al reencuentro consigo mismos: han perdido el camino y son incapaces de volver a él.

Las heridas lacerantes, las huellas casi imborrables, han hecho ya su trabajo: los vemos hoy paseantes en los corredores escolares, bien campantes y exhibiendo su mediocridad, vista como un triunfo en donde el ganador toma su presa: en fila y como ansiosa de ser tomada.

No importan ya los sueños traídos, hoy olvidados por el temor al desprecio, a la indiferencia, al señalamiento, sacudidos por el miedo y la impotencia, quedando los caminos por recorrer, solitarios.

Renacemos de las cenizas, nuevamente.

Y la Escuela vuelve a vestirse con sus mejores trajes: ha mudado y luce resplandeciente.
En sus corredores y aulas albergan las ilusiones y metas; otra vez los sueños de aquellos que amamos y a quienes amaremos en nuestros sueños, se hacen presentes y contagian de ese calor humano para lo humano: nos reconocemos, vislumbramos el camino, que muy abierto y lustroso, invita su recorrer.

¡Qué bueno!

Hemos vencido el miedo.
Fue una lucha racional y exigente, en la cual, nuestros sueños, aparentemente débiles, triunfaron sobre aquellos que nos impedían contemplarlos y abrasarlos.

Hoy vemos que al colegio ha retornado la esperanza y el amor.

Los profesores, los alumnos y nuestros padres, presurosos al encuentro de esos seres efímeros, que por no ser vistos ni tocados, no dejan de ser anhelados: nuestra realidad.
Nuestro motivo de vivir.

Nuestro orgullo y Sentir.

Lejos han quedado ya, los ídolos huecos de sueños derrumbados.

(COMO UNA INVITACIÓN A NO DEJARNOS QUITAR NUESTROS SUEÑOS)

Pedro Fabio Cuartas García
Licenciado en Filosofía

domingo, 19 de julio de 2009

ACERCA DE LA EDUCACIÓN

El Por qué y El Para Qué de la Reflexión en la Educación

¨En el circo moderno a los tigres se les obliga a pasar por el aro y algún domador llega incluso a meter la cabeza en la boca de un león. Contemplar al rey de la selva sarnoso, obediente y temeroso del látigo es uno de los espectáculos más tristes que se pueden dar, tanto o más que el número de los payasos. Ésa es la pesadilla de nuestro tiempo, como la del siglo XX fue la del funcionario Joseph K atrapado en el proceso de Kafka. Hoy el mundo se ha transformado en una inmensa carpa de cristal sin salida alguna y nuestra condena consiste en no poder abandonar nunca el tendido y estar obligados a consumir, repetir, comentar y reproducir inexorablemente las imágenes idiotas, violentas y anodinas, que nos sirve la historia a través de un laberinto de espejos.¨( El Circo. Manuel Vincent, Revista Generación. Noviembre 25 de 2007)

Y cómo podríamos catalogar (al contemplar) al hombre de hoy, homogenizado, aturdido y sumido en un letargo asfixiante en lo racional, dada la alta utilización de una tecnología que lo embriaga hasta la saciedad, lo esclaviza y le suministra unas alas de papel que en nada le sirven para retornar el vuelo hacia sí, alejándose cada día más de sus posibilidades de realizaciones humanas y acercando su comportamiento semejante al robot: aquella monstruosa máquina que repite, imita miles de veces una misma función, ejecuta órdenes y es programada a unos intereses determinados, observando una misma conducta, una misma mirada, tornando oscuro el horizonte único de una misma sociedad que impávida lo observa.

¿Dónde quedaron aquellos sueños de antes y después?
Dónde, la tan anhelada alegría matutina del diario acontecer, si lo que vemos permanentemente es un desfile interminable de las mismas actuaciones, a las que todas las personas, unas antes que después y las otras también, van adquiriendo para su equipaje los mismos elementos decorativos, simulando objetos de último avance tecnológico y consumidos a granel por todas las multitudes, en una carrera desenfrenada de ser los primeros en su uso, luego de filas interminables, mostrarlos como trofeos conseguidos a fuerza de tesón e inteligencia. Y luego mostrarlos en exhibición, carentes de gracia, excepto de ser los últimos en su adquisición, artefactos que paralizan nuestra conciencia.

Son los mismos desfiles ininterrumpidos de las mismas cosas y las mismas personas, más las otras que van llegando, elaborando grandes discusiones vacías de lo mismo: se entroniza el consumismo en su más alta expresión y la uniformidad del ser humano, no sólo en su aspecto material sino en su modo de abordar y pensar la vida.
Es la victoria del mercado sobre lo humano, ya lo suficientemente conocido a través del perfil deseado de unos orientadores del consumo.

Sólo penumbras y tristezas se esparcen en el ambiente: ¨ Todo lo que pasa en el mundo sucede ante nuestros ojos, pero ninguna gran tragedia dura más de un minuto en el telediario. Los trapecistas suelen ser monarcas, políticos, asesinos, cardenales, ladrones y estrellas de cine. Aunque el subconsciente del espectador, para liberarse, pueda desear que en el salto mortal se aplasten contra la pista, nada es peor que sentirse condenados para siempre a asistir a ese espectáculo. ¨ ( Vincent, Manuel)

Entonces nos preguntamos: ¿Y la educación, cuál su papel: repetitivo o creativo?

¿Por qué la educación y Para qué, ante tan triste panorama de nuestras miradas, en el cual, muchas veces, también estamos insertos en este movimiento brutal?

Cómo liberarnos de esta uniformidad, aún en los colegios con los mismos comportamientos estudiantiles, donde la indiferencia, el irrespeto por lo sagrado, la irreverencia de las actuaciones, el desgano, descuido, etc., se pavonean triunfantes por los salones y corredores de los establecimientos educativos?

Si la educación es la herramienta transformadora por excelencia del ser humano, por qué en su seno nos homogeniza, nos destruye la individualidad volviéndonos una masa inerte de creatividad, imaginación plena, rutinariedad, cansancio, angustia, etc.?

lunes, 6 de abril de 2009

REFLEXIÓN... EN EL AULA

¿DE QUÉ SIRVE EL PROFESOR?


Por Umberto Eco Para LA NACION



¿En el alud de artículos sobre el matonismo en la escuela he leído un episodio que, dentro de la esfera de la violencia, no definiría precisamente al máximo de la impertinencia... pero que se trata, sin embargo, de una impertinencia significativa. Relataba que un estudiante, para provocar a un profesor, le había dicho: "Disculpe, pero en la época de Internet, usted, ¿para qué sirve?"

El estudiante decía una verdad a medias, que, entre otros, los mismos profesores dicen desde hace por lo menos veinte años, y es que antes la escuela debía transmitir por cierto formación pero sobre todo nociones, desde las tablas en la primaria, cuál era la capital de Madagascar en la escuela media hasta los hechos de la guerra de los treinta años en la secundaria.
Con la aparición, no digo de Internet, sino de la televisión e incluso de la radio, y hasta con la del cine, gran parte de estas nociones empezaron a ser absorbidas por los niños en la esfera de la vida extraescolar.

De pequeño, mi padre no sabía que Hiroshima quedaba en Japón, que existía Guadalcanal, tenía una idea imprecisa de Dresde y sólo sabía de la India lo que había leído en Salgari. Yo, que soy de la época de la guerra, aprendí esas cosas de la radio y las noticias cotidianas, mientras que mis hijos han visto en la televisión los fiordos noruegos, el desierto de Gobi, cómo las abejas polinizan las flores, cómo era un Tyrannosaurus rex y finalmente un niño de hoy lo sabe todo sobre el ozono, sobre los koalas, sobre Irak y sobre Afganistán.
Tal vez, un niño de hoy no sepa qué son exactamente las células madre, pero las ha escuchado nombrar, mientras que en mi época de eso no hablaba siquiera la profesora de ciencias naturales. Entonces, ¿de qué sirven hoy los profesores?

He dicho que el estudiante dijo una verdad a medias, porque ante todo un docente, además de informar, debe formar. Lo que hace que una clase sea una buena clase no es que se transmitan datos y datos, sino que se establezca un diálogo constante, una confrontación de opiniones, una discusión sobre lo que se aprende en la escuela y lo que viene de afuera. Es cierto que lo que ocurre en Irak lo dice la televisión, pero por qué algo ocurre siempre ahí, desde la época de la civilización mesopotámica, y no en Groenlandia, es algo que sólo lo puede decir la escuela. Y si alguien objetase que a veces también hay personas autorizadas en Porta a Porta (programa televisivo italiano de análisis de temas de actualidad), es la escuela quien debe discutir Porta a Porta. Los medios de difusión masivos informan sobre muchas cosas y también transmiten valores, pero la escuela debe saber discutir la manera en la que los transmiten, y evaluar el tono y la fuerza de argumentación de lo que aparecen en diarios, revistas y televisión.
Y además, hace falta verificar la información que transmiten los medios: por ejemplo, ¿quién sino un docente puede corregir la pronunciación errónea del inglés que cada uno cree haber aprendido de la televisión?

Pero el estudiante no le estaba diciendo al profesor que ya no lo necesitaba porque ahora existían la radio y la televisión para decirle dónde está Tombuctú o lo que se discute sobre la fusión fría, es decir, no le estaba diciendo que su rol era cuestionado por discursos aislados, que circulan de manera casual y desordenado cada día en diversos medios –que sepamos mucho sobre Irak y poco sobre Siria depende de la buena o mala voluntad de Bush.
El estudiante estaba diciéndole que hoy existe Internet, la Gran Madre de todas las enciclopedias, donde se puede encontrar Siria, la fusión fría, la guerra de los treinta años y la discusión infinita sobre el más alto de los números impares.
Le estaba diciendo que la información que Internet pone a su disposición es inmensamente más amplia e incluso más profunda que aquella de la que dispone el profesor.
Y omitía un punto importante: que Internet le dice "casi todo", salvo cómo buscar, filtrar, seleccionar, aceptar o rechazar toda esa información.

Almacenar nueva información, cuando se tiene buena memoria, es algo de lo que todo el mundo es capaz. Pero decidir qué es lo que vale la pena recordar y qué no es un arte sutil. Esa es la diferencia entre los que han cursado estudios regularmente (aunque sea mal) y los autodidactas (aunque sean geniales).

El problema dramático es que por cierto a veces ni siquiera el profesor sabe enseñar el arte de la selección, al menos no en cada capítulo del saber. Pero por lo menos sabe que debería saberlo, y si no sabe dar instrucciones precisas sobre cómo seleccionar, por lo menos puede ofrecerse como ejemplo, mostrando a alguien que se esfuerza por comparar y juzgar cada vez todo aquello que Internet pone a su disposición.
Y también puede poner cotidianamente en escena el intento de reorganizar sistemáticamente lo que Internet le transmite en orden alfabético, diciendo que existen Tamerlán y monocotiledóneas pero no la relación sistemática entre estas dos nociones.

El sentido de esa relación sólo puede ofrecerlo la escuela, y si no sabe cómo tendrá que equiparse para hacerlo. Si no es así, las tres I de Internet, Inglés e Instrucción seguirán siendo solamente la primera parte de un rebuzno de asno que no asciende al cielo.

La Nacion/L’Espresso (Distributed by The New York Times Syndicate)

(Traducción: Mirta Rosenberg)
Link permanente: http://www.lanacion.com.ar/910427

A PROPÓSITO DE ... REFLEXIÓN

Para Reflexionar
¨La Herencia de Europa¨
(Hans George Gadamer)

¨ Qué relación tiene la filosofía con la situación de todos nosotros, con nuestros temores, nuestras esperanzas y nuestras expectativas ¨ (p.19)

¨ ¿Qué hemos aprendido? ¨

¨ ¿De qué sirve haber visto muchas cosas? ¨

¨Filosofía significa según intereses teóricos, significa una vida que formula las preguntas sobre la verdad y el bien, de un modo que no refleja el beneficio propio ni el provecho público¨.

La fenomenología, la doctrina del saber, tal como se aparece. Procede sencillamente a descubrir y reconocer leyes en el mundo de la percepción.

El Deber Ser (algo como lo que debe ser).

Tomar algo por algo es interpretar.

El Otro y Lo otro. Y Nosotros mismos.

Aprender a aprender en la diferencia. En la diversidad.

¨Tenemos que aprender a no tener razón.¨

Si la ciencia fuera concluyente…

La Práctica: no debe entenderse en el sentido teórico en el cual no es más que el empleo de la teoría.

Estamos totalmente inmersos en la naturaleza, por medio de la práctica.

¨Pero esto es la práctica, que cada uno es responsable y pertenece a su sociedad, a su nación y en general a la humanidad ¨.

No podemos seguir viendo la naturaleza como un simple objeto para la explotación; debemos considerarla como una compañera en todas sus manifestaciones, pero también conceptuarla como el OTRO, con el cual convivimos. ¨

Tenemos que aprender a respetar al Otro y a lo Otro ¨.

Todos somos Otros y todos somos nosotros mismos.

¨La optimista imagen del futuro y la sensación de creer en el progreso…

¨Los conocimientos tradicionales que hasta entonces se habían transmitido bajo el nombre genérico de filosofía, se basaban en lo que se llamaba la metafísica. El nombre dice mucho: es lo que está detrás de la física y constituye su base.
Aquí la física no significa lo que nosotros llamamos física, sino aquella física tan humana de Aristóteles en la que el fuego se eleva , porque se siente a gusto entre las estrellas luminosas, y en la que una piedra cae hacia abajo, porque allí están todas las otras piedras y por lo tanto es su sitio.¨

En la actualidad es diferente. En el siglo de la ciencia moderna hay, por llamarla así, la voluntad rectilínea que imagina posibilidades, las investiga constructivamente y al final las lleva a la práctica, las realiza y las termina… con audacia y precisión al mismo tiempo.

Se ha abierto un campo ilimitado de investigación y producción que avanza por doquier hacia lo desconocido.

¨En el otro lado encontramos a la sociedad humana, instalada desde hace milenios en este mundo, con el que está familiarizado y donde ha construido su hogar, un conjunto heterogéneo de instituciones , usos y costumbres. La filosofía se ha impuesto la misión de mediar entre este extremos de la irrupción investigadora en lo desconocido y el de la conservación de un modo de vida conocido y comprensible. ¨

La misión de la filosofía en nuestro siglo, tiene que ver con ¨defender el conjunto de nuestra riqueza cultural, protegerlo de amenazas, quizá, y de prepararnos todos para la inminente misión de la humanidad. No sabemos si lo que se acerca son catástrofes o una pobreza creciente o el fatigoso trabajo de reducir y dirigir aquella voluntad rectilínea que como regida por su propia ley, nos impulsa hacia adelante y amenaza con llevarnos hasta la propia destrucción. ¨

Hans George Gadamer:

Nació en el año 1900 y murió en 2002, a la edad de 102 años. Fue alumno de Heidegger y profesor en las Universidades de Lepzig, Frankfurt y Heidelberg.

Son muy valiosos sus trabajos de interpretación de la Filosofía Antigua y sus trabajos sobre Hegel. Pero su obra más importante, publicada en 1960, es Verdad y Método.

Es el fundador de la Escuela Hermenéutica. Sostenía que la interpretación debe evitar la arbitrariedad y las limitaciones surgidas de los hábitos mentales, centrando su mirada en las cosas mismas, en los textos. Afirma que siempre que nos acercamos a un texto lo hacemos desde un proyecto, con alguna idea de lo que allí se dice. A medida que profundizamos la lectura, este proyecto va variando y se va reformulando según la lectura nos vaya confirmando o alterando nuestra precomprensión. Como este proceso puede prolongarse al infinito, nunca podemos afirmar que hemos dado la interpretación última y definitiva.

jueves, 26 de marzo de 2009

RELACIÓN CINE Y LITERATURA

Medellín, Marzo 26 de 2009

Amigos Estudiantes de Noveno:

¨ ¿Cuántas páginas necesita una novela para describir el vestido de una persona o sus actitudes, versus el cine que con un golpe de vista puede mostrarlo en cuestión de segundos?¨[1].
O, ¿cómo poder recrear un suceso o un personaje determinado en una escena casi interminable (en cine), como para poder demostrarle al espectador, la gran capacidad descriptiva del género en cuestión, sin que él se sienta aludido por la gran ¨pérdida de tiempo¨?, o por lo poco evocadora de la escena misma?

Entonces:

De una forma breve y concisa, establezca LA RELACIÓN EXISTENTE ENTE EL CINE Y LA LITERATURA, partiendo del siguiente texto.
Igualmente, qué nos tiene que decir al respecto EL LENGUAJE POÉTICO.
FAVOR HACERLO EN FORMA INDIVIDUAL.
Plazo máximo: lunes 30 de Marzo.

¨Cuando el cine echa a volar las palabras¨
(Por Catalina J. Rendón)

Cientos de páginas dejan de serlo para convertirse en horas, cuando el cine adapta a su lenguaje los prodigios de la literatura.


Bien lo expresó Javier Bardem en el estreno en Nueva York de la versión fílmica de El amor en los tiempos del cólera al decir que en su gusto "no existe el caso de una obra magna de la literatura que se haya traducido al cine con éxito".
Sus palabras un tanto duras con el cine, bien revelan una realidad que la mayoría de espectadores/lectores comparten, pues muchas veces las películas, no logran enamorarlos tanto como los libros.
El crítico de cine Juan Carlos González explica que esto ocurre debido a que el cine y la literatura son dos lenguajes muy distintos. "El literario permite una serie de juegos y una riqueza conceptual que el cine con su inmediatez no logra. A pesar de que ambos manejan un desarrollo muy poético, son bastante diferentes y poco comparables", resalta.
Es por eso que usualmente las adaptaciones al cine suelen chocar con las expectativas de quien leyó la novela. Se desilusiona, por ejemplo, porque los personajes o los ambientes no son como se los imaginaba. Y jamás lo serán.
Los libros llevados a la gran pantalla son la idea que el guionista o el director tuvieron sobre la novela que leyeron y de la que se han hecho una idea mental. Con seguridad que no coincidirá totalmente con lo que se imaginaron las demás personas, y por eso es necesario acercarse a las adaptaciones con una actitud sin prejuicios.
"El consejo para los lectores/espectadores es acudir desprevenidamente al cine, recordando que este es otro lenguaje. Hay que ir con la mente abierta, pues es seguro que la película será muy diferente a lo que uno se imaginó leyendo el libro", señala González.
Así, es claro que ambos medios son muy diferentes y aunque hay excepciones, no puede pedírsele al cine la cantidad de detalles que tiene la literatura y por más efectos especiales que haya, difícilmente podrán superar la imaginación de un apasionado lector.
Casos de casos afortunadas o desafortunadas, las adaptaciones de las últimas décadas han marcado una innegable hermandad entre la literatura y el cine.
Por estos días quizás la más sonada es la de El amor en los tiempos del cólera que con un reparto de estrellas como Javier Bardem y Giovanna Mezzogiorno, intenta recrear parte del mundo mágico al que García Márquez nos tiene acostumbrados.
También en rodaje en Uruguay se encuentra la obra de otro Nobel, José Saramago: Ensayo sobre la ceguera será protagonizada por Julianne Moore y Danny Glover.
Pero mirando hacia atrás, sin duda una de las obras más aclamadas llevadas al cine es la adaptación de El nombre de la rosa, de Umberto Eco, protagonizada magistralmente por Sean Connery, y recordada tanto por cinéfilos como por lectores, por mantener casi intacta, escena por escena, la esencia de la novela que Eco tan bien narró.
El Padrino, en su momento, también se presentó como un éxito memorable de un libro que no parecía ser una obra maestra; y hace unos meses la adaptación de El perfume, hizo que el libro regresara a los estantes de las librerías para ahora leer de palabras de Patrick Süskind, la esencia que el director Tom Tykwer captó de los olores en el cine.
Best Sellers como Las cenizas de Ángela, Memorias de una geisha y El código Da Vinci también tuvieron su versión en cine; mientras El señor de los anillos y la saga de Harry Potter llevan el estandarte no sólo de adaptaciones súper taquilleras, sino de producciones magistrales que han sabido mantener el espíritu de sus originales, logrando impactar a una población mucho mayor de la que leyó los libros.
El cine con su despliegue de presupuestos, efectos especiales y actores de renombre, también le aporta a su musa, la literatura, abriéndole la puerta a cuentos y novelas poco conocidas a un público que tras ver la película, se crea inquietud por el libro y lo aborda.Colombia no se queda de lado con valiosas adaptaciones de libros de nuestra idiosincrasia como María, de Jorge Isaacs, y las recientes Satanás, de Mario Mendoza, y Esto huele mal, de Fernando Quiroz.
¿Cuántas páginas necesita una novela para describir el vestido de una persona o sus actitudes, versus el cine que con un golpe de vista puede mostrarlo en cuestión de segundos? Esa es tal vez la mayor diferencia entre dos lenguajes que han encantado al mundo desde sus orígenes.Un intercambio tácito en el que el cine aporta las imágenes y sus recursos, y el libro la ensoñación que causa en el lector imaginarse, como cada quien quiera, aquello que el autor relata.
El silencio de los inocentes, una propuesta indecente, Seda, Charlie y la fabrica de chocolates, Pequeños niños... la lista de las adaptaciones hechas en el cine es grande, pues la literatura se presenta como una rica fuente de ideas, de imágenes y de momentos que si ya en las letras han sido memorables, el cine intentará marcar para la eternidad.(Tomado de Revista Generación, 14 de Octubre de 2007. Página 6 y escrito por Catalina Rendón)

Clic aquí http://www.youtube.com/watch?v=V8hGkeTH0y0

[1] Rendón, Catalina J., Cuando el Cine echa a volar las palabras. Generación, 14 de Octubre de 2007. Página 6

martes, 24 de marzo de 2009

ESENCIA DEL CONOCIMIENTO

(PARA GRADO UNDÉCIMO)

¿Es el objeto el que determina al sujeto, o el sujeto al objeto? Es la cuestión de la ESENCIA DEL CONOCIMIENTO (El Objetivismo. El Subjetivismo. El Realismo. El Idealismo. El fenomenalismo).
LA ESENCIA DEL CONOCIMIENTO: El conocimiento representa una relación entre un sujeto y un objeto. El verdadero problema del conocimiento consiste, por tanto, en el problema de la relación entre el sujeto y el objeto. Hemos visto que el conocimiento se representa a la conciencia natural como una determinación del sujeto por el objeto. Pero ¿No debemos hablar, a la inversa, de una determinación del objeto por el sujeto en el conocimiento? ¿Cuál es el factor determinante en el conocimiento humano? ¿Tiene éste su centro de gravedad en el sujeto o en el objeto?
Veamos las distintas posiciones al respecto:

El Objetivismo: Según éste, el objeto es el decisivo entre los dos miembros de la relación cognoscitiva. El objeto determina al sujeto. Éste ha de regirse por aquél. El sujeto toma sobre sí en cierto modo las propiedades del objeto, las reproduce. Esto supone que el objeto hace frente como algo acabado, algo definido a la conciencia cognoscente. Esta es la idea central del objetivismo. Según él, los objetos son algo dado, algo que presenta una estructura que es reconstruida por la conciencia cognoscente.
Para el objetivismo, el centro de gravedad del conocimiento reside en el objeto; el reino objetivo de las Ideas o esencias es, por decirlo así, el fundamento sobre el que descansa el edificio del conocimiento.

El Subjetivismo: Trata de fundar el conocimiento humano en el sujeto. Para ello coloca el mundo de las Ideas, de las esencias, el conjunto de los principios del conocimiento, en el sujeto. En éste radica la verdad del conocimiento. Pero téngase en cuenta que con el sujeto no se quiere significar el sujeto concreto, individual, del pensamiento, sino un sujeto superior, trascendente.
Lo peculiar del conocimiento ya no consiste en enfrentarse con un mundo objetivo, sino en volverse hacia aquel sujeto supremo. De él, no del objeto, recibe la conciencia cognoscente sus contenidos. Por medio de estos supremos contenidos, de estos principios y conceptos generales, levanta la razón el edificio del conocimiento (San Agustín). El conocimiento se halla fundado, por ende, en lo absoluto, en Dios.
Esta concepción también la encontramos en la filosofía moderna (el neokantismo): la idea central del subjetivismo se presenta aquí despojada de todos los accesorios metafísicos y psicológicos (escuela de Marburgo): el sujeto, en quien el conocimiento aparece fundado en último término, no es un sujeto metafísico, sino puramente lógico. Se significa con esto el conjunto de las leyes y los conceptos supremos de nuestro conocimiento. Éstos son los medios merced a los cuales la conciencia cognoscente define los objetos. Esta definición es concebida como una producción del objeto. No hay objetos independientes de la conciencia, sino que todos los objetos son engendros de ésta, productos del pensamiento.
Sólo hay un ser conceptual, mental, no un ser real, independiente de la pensamiento (es un riguroso idealismo).

El Realismo: es aquella posición epistemológica según la cual, hay cosas reales, independientes de la conciencia.
En el realismo ingenuo, las cosas nos son dadas como producto o contenidos de la percepción. Identifica los contenidos de la percepción, con los objetos. Las cosas son, según el realismo, exactamente como las percibimos.
El realismo natural, está influido por reflexiones críticas sobre el conocimiento. Ya no identifica el contenido de la percepción con el objeto, sino que distingue el uno del otro.
El realismo crítico: no cree que convengan a las cosas todas las propiedades encerradas en los contenidos de la percepción, sino que es, por el contrario, de opinión que todas las propiedades o cualidades de las cosas que percibimos sólo por un sentido como los colores, los sonidos, los olores, etc., únicamente existen en nuestra conciencia. Estas cualidades surgen cuando determinados estímulos externos, actúan sobre nuestros órganos sensoriales. No tienen, pues, carácter objetivo, sino subjetivo. Es menester, sin embargo, suponer en las cosas ciertos elementos objetivos y causales para explicar la aparición de estas cualidades. El hecho de que la sangre nos parezca roja y el azúcar dulce, ha de estar fundado en la naturaleza de estos objetos.

El Idealismo: Éste sustenta la tesis de que no hay cosas reales independientes de la conciencia. Se divide en:
El idealismo subjetivo o psicológico: las cosas no son nada más que contenidos de la conciencia. Todo su ser consiste en ser percibidas por nosotros, en ser contenidos de nuestra conciencia. Tan pronto como dejan de sr percibidas por nosotros, dejan también de existir. No poseen un ser independiente de nuestra conciencia. Nuestra conciencia con sus varios contenidos, es lo único real.
El idealismo objetivo: los objetos del conocimiento existen (engendrados) como producto del pensamiento. Mientras el idealismo subjetivo ve en el objeto del conocimiento algo psicológico, un contenido de conciencia (y el realismo lo considera como algo real, como un contenido parcial del mundo exterior), el idealismo lógico lo tiene por algo lógico, por un producto del pensamiento.
Veamos un ejemplo: cogemos un pedazo de yeso. Para el realista existe el yeso fuera e independientemente de nuestra conciencia. Para el idealista subjetivo el yeso existe sólo en nuestra conciencia. Su ser entero consiste en que lo percibimos. Para el idealista lógico el objeto yeso no existe ni en nosotros ni fuera de nosotros; no existe pura y simplemente, sino que necesita ser engendrado. Pero tiene lugar por obra de nuestro pensamiento. Formando el concepto de yeso, engendra nuestro pensamiento el objeto yeso. Para el idealista lógico, el yeso no es un objeto real ni un ser consciente, sino un ser lógico – ideal (¨El ser no descansa en sí mismo; el pensamiento es quien lo hace surgir¨. Escuela de Marburgo).
Para ambos idealismos, el objeto del conocimiento no es nada real, sino algo ideal.

El fenomenalismo: es un intento de reconciliación entre el realismo y el idealismo (Kant).
El fenomenalismo (fenómeno, apariencia) es la teoría según la cual, no conocemos las cosas como son en sí, sino como nos aparecen. Para el fenomenalismo hay cosas reales, pero no podemos conocer su esencia. Sólo podemos saber que las cosas son, pero no ¨lo que son¨. El fenomenalismo coincide con el realismo en admitir cosas reales; pero coincide con el idealismo en limitar el conocimiento a la conciencia, al mundo de la apariencia, de lo cual resulta inmediatamente la incognoscibilidad de las cosas en sí.
Cuando concebimos el mundo como compuesto de cosas que están dotadas de propiedades, o sea, cuando aplicamos a los fenómenos el concepto de sustancia; o cuando consideramos ciertos procesos como producidos por una causa, esto es, cuando aplicamos el concepto de causalidad; o cuando hablamos de la realidad, la posibilidad, la necesidad, todo esto se funda, en opinión del fenomenalismo, en ciertas formas y funciones a priori del entendimiento, las cuales excitadas por las sensaciones, entran en acción independientemente de nuestra voluntad. Los conceptos supremos o las categorías que aplicamos a los fenómenos, no representan por consiguiente, propiedades objetivas de las cosas, sino que son formas lógicas subjetivas de nuestro entendimiento, el cual ordena con su ayuda los fenómenos y hace surgir de este modo ese mundo objetivo que, en opinión del hombre ingenuo, existe sin nuestra cooperación y con anterioridad a todo conocimiento.
El mundo en que vivimos es, dicho con otras palabras, un mundo formado por nuestra conciencia. Nunca podemos conocer cómo está constituido el mundo en sí, esto es, prescindiendo de nuestra conciencia y de sus formas a priori. Pues tan pronto como tratamos de conocer las cosas, las introducimos, por decirlo así, en las formas de la conciencia. Ya no tenemos pues, ante nosotros la cosa en sí, sino la cosa como se nos aparece, o sea el fenómeno.
Esta teoría fue desarrollada por Kant.

Amigo Estudiante:
El Destino…, sí, el suyo, el mío, el de todos. Cómo lo podríamos considerar, desde el punto de vista de:
· El Objetivismo
· El Subjetivismo
· El Fenomenalismo
(HACER UN INFORME ESCRITO SOBRE ESTE ASUNTO, TIPO ENSAYO)

LOS MITOS


(GRADO DÉCIMO)

LOS MITOS Y SU IMPORTANCIA EDUCATIVA


¿De qué está hecho el Universo?
¿Es el nuestro, el único Universo?
¿Cuál es la base biológica de nuestra conciencia?
¿Por qué los humanos tienen tan pocos genes?
¿Por qué el tiempo es tan diferente de las otras dimensiones?
¿Cómo se forman los planetas?
¿Hay o hubo vida en algún punto del Sistema Solar?
¿Estamos solos en el Universo?
¿Cómo y dónde emergió la vida en la tierra?

¨Una lista de las preguntas que no han sido respondidas, permite conocer el estado de la ciencia. Los más grandes avances científicos ocurren en la frontera entre ignorancia y conocimiento.¨ (125 preguntas sin respuesta. El Colombiano, temas contemporáneos, Julio 17 de 2005. Página 5e)
A pesar de los grandes avances actuales de la ciencia, existe una gran cantidad de cuestiones planteadas a ésta, aún sin resolver.
El hombre, desde sus comienzos, se ha planteado una serie casi infinita de preguntas, de cuyas respuestas, de una u otra forma, ha tratado de dar explicación, recurriendo, sea al logos a al mito, para obtener así una explicación comprensible de su realidad.
Y aparece el mito como una manera de ver al mundo, de entenderlo, de construirlo, de acceder a él por medio de los conocimientos previos, adquiridos en la interrelación humana.
¨ Los mitos fundamentales tienen su origen en preguntas que reciben respuestas imaginadas, de esa manera lo primero que se admite es la mentira y el deseo.¨ (Luis Guillermo Ángel en Ficción y realidad en yidisch. Literario Dominical El Colombiano, Mayo 30 de 2004. Página 3).
¿El deseo?... de encontrar una verdad, una explicación de tipo racional, como para consolar nuestro ego (¿logos?)

¨El discurso mítico se revela como el único que puede hablar de ciertas cosas: el mundo sensible en su perpetuo devenir, en el que nuestra inteligencia tiene tan pocos asideros, de las grandes cuestiones esenciales de la metafísica (el alma antes y después de su estancia en el cuerpo, la divinidad o el Bien…), en resumen, aquello que se encuentra a la vez aquí y más allá del discurso posible de la filosofía.¨ (Droz, Genevieve. Los mitos platónicos. Editorial Labor, S.A. Página 11).
El mito no es un método para exponer la verdad, sino para buscar lo verosímil. Sugiere algo probable (por los límites de nuestra razón).
¨Hoy día, en el habla común, ¨mito¨ significa una cosa irreal o increíble. Para los antiguos, en cambio, el mito tenía un significado objetivo, dinámico y vinculación directa con la realidad. En su origen todos los mitos servían para dar una explicación verosímil a los fenómenos naturales y cósmicos: el cielo de las estaciones, el del día y la noche, el de la vegetación, la vida y la muerte, los acontecimientos históricos… Al mismo tiempo la mitología, bien fuese egipcia, griega, romana, india, nórdica, etc., atendió durante milenios a funciones m orales, didácticas e iniciáticas.
A través de los relatos mitológicos, se expresan la filosofía y los conceptos propios de una civilización, un pueblo, una época, traducidos en imágenes, figuras, situaciones, narraciones, aventuras, lugares o abstracciones… Además, estos personajes nacidos de la imaginación de los mitógrafos antiguos manifiestan las exigencias profundas del alma humana, los sentimientos, las aspiraciones, los sueños de nuestros antecesores.
Los relatos mitológicos describen conductas que no han variado en absoluto con el tiempo; al leerlos siglos después de que fuesen concebidos, nos damos cuenta de que no ha cambiado mucho el hombre y lo mueven los mismos motivos de siempre: el amor, la amistad, el odio, la venganza, la ambición, los celos… ¨ (Julien, Nadia. Enciclopedia de los mitos. Introducción).

¨ Explicaciones de tipo religioso se dan a través de los mitos. Un mito es un relato sobre dioses, un relato que pretende explicar el principio de la vida. Con el mito se pretende dar una explicación a algo¨ (Gaarder, Jostein. El Mundo de Sofía. Página 26)
El Mito en su presentación, es contrario al Logos. ¨La razón condena al mito y debe exorcizarlo; por el otro, la verdad no se deja encerrar tan fácilmente en el único lenguaje de la razón conceptual…¨
Platón no dejó de manifestar su desconfianza hacia los poetas, ilusionistas y mentirosos y no dudó en incluir a la ficción poética en el ámbito de la opinión incierta y sospechosa. No obstante su obra se alimenta de relatos míticos: los recupera de la tradición, los rehace según las exigencias de la fantasía o las necesidades de la discusión, e incluso inventa algunos nuevos.
Podría decirse que Platón crea un nuevo género demito, no se confunde ni con los relatos de la mitología griega ni con las historias legendarias tal como han sido legadas por Homero, Hesíodo, los autores trágicos o los poetas órficos.

Características del mito:

Es un relato ficticio: imagina una situación y narra una historia.


Es un discurso de tipo narrativo, no argumentativo sino sugestivo. Recurre a la imaginación antes que al razonamiento y a veces a la sensibilidad estética o al sentimiento religioso.


El mito no es un método para buscar la verdad sino un medio para exponer lo verosímil. Propone una hipótesis plausible, pero no verificable, sugiere algo probable.


El mito no aspira a la verdad absoluta, aspira en cambio al sentido. Tiene un sentido oculto, es portador de un mensaje, exige por tanto ser superado, traducido, interpretado y descifrado.


El mito contiene implícitamente una doble intención pedagógica: ilumina al interlocutor en dificultades y descansa el espíritu fatigado, o se convierte en el sostén de una discusión que se enreda y se estanca.


Es tan útil para la reflexión como para la comprensión.


El mito posee dos concepciones dominantes: o bien es una explicación diferente de lo ya conocido, más entretenida, reposada, sugestiva o pedagógica. O bien es una hipótesis lanzada sobre lo desconocido.


El mito evoca y sugiere; propone a nuestra imaginación en vez de hablar a nuestra inteligencia; no afirma la verdad, ofrece un sentido.¨ (Droz, Genevieve. Los mitos platónicos).


La importancia pedagógica inicia con Homero, quien en la Ilíada y La Odisea, al señala la vida gloriosa y heroica del héroe, lo hace inmortal entre los mortales al ofrendar su vida por el honor, perpetuando su recuerdo a través de las generaciones y haciéndose modelo de imitación entre la juventud, quien ha de seguir comportamientos similares, para el bien de la ciudad (polis), entregando su vida por una digna causa. Y es así, que se prefiere una muerte gloriosa, heroica (el guerrero), a una por envejecimiento y deterioro de la salud corporal. Modelo a imitar (el del héroe), a continuar, señal de una educación a través del ejemplo por un ideal común.


El mito (griego) como herramienta educativa (en sus inicios) se desarrolla a través de la poesía y propende por la formación de un hombre, que basado en el esfuerzo y valentía, adquiere la gloria, el ¨areté¨, al servicio de toda la población y reconocimiento de la proeza y valores como el amor a la patria, el honor y la gloria se convierten en ideales de la vida griega.


De ahí pues, su importancia pedagógica en lo explicativo, mediante la fantasía e imaginación, puestas al servicio de la comprensión racional humana, en aquellos asuntos difíciles de explicar (entender) por otros medios. Y para darle tranquilidad a esa mente. De lo contrario, moriríamos.


Amigo Estudiante:


Una vez leído y comprendido el texto anterior, elabore un escrito, tipo ensayo, acerca de:

- La actualidad del mito. Es decir, el mito aparece sólo en el pasado, o, aún hoy día, nos significa? (explique brevemente)


- En qué aspectos radica la importancia del mito.


- Cuando se expresa que ¨los relatos mitológicos no han variado mucho con el tiempo; al leerlos siglos después de que fuesen concebidos, nos damos cuenta de que no ha cambiado mucho el hombre y le mueven los mismos motivos de siempre: el amor, la amistad, el odio, la venganza, la ambición, los celos… ¨ (op.cit), esto quiere decir que… ¿seguimos siendo los salvajes primitivos de aquellas épocas..? (Explique brevemente).


- Usted…,¿ Cómo concibe un mito?


(ENTREGAR COMO INFORME ESCRITO)

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